El SEÑOR conoce los pensamientos del hombre, sabe que son sólo un soplo. (Salmos 94:11)

La mente es el nombre más común del fenómeno emergente que es responsable del entendimiento, la capacidad de crear pensamientos, la creatividad, el aprendizaje, el raciocinio, la percepción, la emoción, la memoria, la imaginación y la voluntad, y otras habilidades cognitivas.

La mente integra diversas facultades del cerebro que permite reunir información, razonar y extraer conclusiones.

Dios creo al hombre a su imagen y semejanza y le permitió disfrutar de toda su creación, creación que es Suya y aun le pertenece (Salmo 24:1), lo único que le dio al hombre completa autonomía fue su voluntad. Puede el hombre decidir acercarse a Dios a través del único medio provisto por Dios (Juan 3:16) o puede decidir alejarse de El. En este juego de decisión hace parte vital tu mente, pues lo que se procese allí va al corazón, posteriormente sale de tus labios en palabras, se convierte en tus acciones que a su vez forman tus hábitos, los que a su vez dibujan tu carácter y por ultimo dictan tu destino.

Tú tienes absoluto control sobre tus pensamientos, y puedes almacenar allí lo que quieras, pero ten presente que ellos no se quedaran solo en eso. Jesús sorprendió a un interprete de la ley al resumir la Biblia en una sola frase: “Amaras al Señor tu Dios con tu corazón, fuerza y mente y al prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37) El controlar los pensamientos y permitir solo aquellos que nos permiten cumplir este único gran mandato de Dios hace que se genere en nosotros la verdadera felicidad de vivir y experimentar las mas saludables aventuras en nuestro diario vivir, perfumando con nuestras acciones a quienes Dios a puesto a nuestro lado, inclusive aquellos que no nos aman. El rey David oro: “Examíname oh Dios y conoce mi corazón, pruébame y conoce mis pensamientos…”  Aprópiate de esta oración, invítale a hacer un inventario de tus pensamientos, El y nadie más que Él puede renovar tu mente con el poder de su palabra. No te  adaptes a este mundo, sino transfórmate mediante la renovación de tu mente, para que verifiques cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto. (Rom 12:2) Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará tu corazón y tu mente en Cristo Jesús. (Filipenses 4:7)