Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos (Proverbios 4:2)
Las grandes compañías y las tiendas hacen un inventario cada año para saber su estado real. En él pueden advertir problemas que se han estado presentando y les ayuda además a corregir la estrategia para ser más productivos y exitosos en la labor. Esa tarea les ayuda además a descubrir problemas que de otra manera jamás habrían subido a la superficie para ser detectados. De igual manera el creyente en Jesucristo debe examinar su vida, hacer una mirada introspectiva sincera para ver su progreso y advertir aquellas cosas que le están alejando de la voluntad de Dios para su vida. El no hacerlo, es como pilotear un avión sabiendo en donde está la pista de aterrizaje pero distraerse en la cabina sin prestar atención al viento que empuja la nave y la desvía de su objetivo. Un descuido así es catastrófico e inmensamente doloroso. Al examinarnos a nosotros mismos a la luz de la Palabra de Dios encontramos cosas con las que debemos decidir qué hacer, pues un sencillo inventario no dice nada, a menos que al detectar los problemas se les dé solución inmediata. El salmista David va más allá y le dice a Dios: “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos”
Dios lo hizo a través del profeta Natán y David hizo algo al respecto escribiendo con tinta que venía de su misma alma el salmo 51, la pregunta es qué haces tú hoy cuando examinas la senda de tus pies? Tu oración y tu objetivo debe ser “No te desvíes a la derecha ni a la izquierda; Aparta tu pie del mal.” (Proverbios 4:27)