Una Atraccion Dulce en medio de la Amargura

Agridulce“Donde tú murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que sólo la muerte hará separación entre nosotras dos.” (Ruth 1:17)

La Biblia relata en el libro de Ruth una historia que tiene la capacidad de hacerte llorar para luego hacerte reír a carcajadas. Todos hemos escuchado la historia de fe y decisión de una extranjera que se decidió a seguir a su suegra a pesar de las pocas esperanzas de tener un futuro feliz ya que Noemí, su suegra, había perdido su esposo y sus dos hijos quienes cuando aun vivían con ella le aseguraban un futuro calmado, tranquilo y muy seguro al verse protegida por tres hombres que conformaban su familia, pero en un momento inesperado y contra todo pronostico le fueron quitados du su lado.

Se hacen famosas las palabras de Ruth al decir: “no me pidas que te deje, porque a donde quiera que vayas yo iré, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios” (Ruth 1:16) Pero además le afirma una lealtad absoluta cuando le dice que solo la muerte les habría de separar. Cualquier mujer joven tomaría la misma decisión de Orfa, la otra nuera de Noemí, de regresar a su pueblo y sus dioses aun cuando en el pasado no encontró ningún favor o beneficio, porque seguir a una anciana que se encuentra en el punto mas bajo de su ánimo resulta inadecuado; pero, que llevo a Ruth a seguirle? Cual fue el atractivo que ella vio en su atribulada suegra? Sin duda Ruth que conocía las decepciones que otros dioses le habían dejado grabadas en su memoria y corazón, se vio inmensamente atraída por el Dios de Noemí que a pesar del sufrimiento tan impetuoso que le permitió atravesar, dejo ver que había esperanza y consuelo.

Los creyentes nacidos de nuevo no estamos exentos del dolor y la tragedia en nuestros contornos, pero aun allí como Noemí tenemos la capacidad de testificar del poder de Dios y contagiar a otros para inspirarles a buscar diligentemente su rostro y hacerle parte de su vida. No importa la situación que estés atravesando, revístete diariamente del amor y la fortaleza del todopoderoso y deja que tu vida sea un vivo testimonio del poder de Dios en ti para que otros que están cerca de ti puedan con toda libertad y confianza decidir hacer de tu Dios, el Dios de ellos también. Ya vera que Él no te dejara sin tu recompensa y restituirá tu dulzura y alegría.