Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas Que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas. (Salmos 139:15-16)
El 22 de enero del 2013 marcó el aniversario numero 40 de la legalización del aborto en América. Con la decisión tomada por la Corte Suprema de justicia con 7 jueces a favor y 2 en contra se dio vía libre para negar la oportunidad de vivir a mas de 50 millones de bebes sin que la justicia humana lo penalice como un crimen. Sin embargo, a los ojos del autor de la vida es una práctica abominable y condenable que estará presente en la vida y conciencia de quienes participan en este horrendo pecado. El hombre en su sistema de gobierno puede afirmar que esta bien destruir la vida pero eso no borra la mancha de devastación y dolor que queda en una madre que rechaza y ciega la vida a su propio hijo cualesquiera que sean las circunstancias, y la culpabilidad que por siempre llevan quienes lo impulsan y facilitan. La Biblia relata la historia de Onán hijo de Judá quien estaba dispuesto a disfrutar del placer que le ofrecía su mujer, pero no estaba dispuesto a asumir las responsabilidades de ser un padre; Dios vio la maldad de su corazón y le quito la vida (Génesis 38:8-10). Seguramente que si Onán viviera en nuestros días sus prácticas y sus conceptos serian favorables totalmente al aborto. Su final termino en la manera en que a sido la constante en todos aquellos que siguen este camino, pero hay esperanza! Jesús tomo nuestros pecados como si fueran suyos y pago el precio de nuestra redención en la cruz del calvario para darnos libertad del pecado y transformar nuestra miseria en un ministerio. Dios dice en su palabra: “A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19) Él te da la libertad, tu puedes elegir. También te da un consejo para que escojas la vida y vivas tu y tu descendencia. Recibe a Jesús en tu corazón y pídele que borre todos tus pecados, pues aunque fueren rojos, su amor y poder los pueden transformar en blancos como la nieve (Isaías 1:18). Si ya le has aceptado no lo dejes para ti solo, ve y comparte a los demás para que ellos también vivan, ellos y su descendencia. Comparte vida, comparte la esperanza del evangelio, enciende la luz! No te calles! Brilla para tu Dios!