Cicatrices

quiero-orar

Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos.” (Zacarías 13:6)

El creyente sabe que la obra suprema hecha por la humanidad para salvación y perdón fue ejecutada por Jesucristo en la cruz al tomar nuestros pecados y pagar por ellos, sin embargo pocos se preguntan porque una vez resucitado toma un nuevo cuerpo y todo es nuevo menos una cosa, sus cicatrices. Al observarlas podremos recordar que ese precio pagado tuvo un precio físico y espiritual al mantenerlas como objeto de amor y prueba de su perdón, llevando en el las marcas que en nuestro cuerpo jamás hubiesen cicatrizado.

Que hizo que sus heridas cicatrizaran bien y no se convirtieran en un tormento? La respuesta es el perdón. La Biblia declara que: “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;  quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente; Quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” (1 Pedro 2:22-24) Asi que sus heridas nos traen salud, aliento y medicina; pero la medicina no es efectiva en su empaque, ella hace su efecto en la medida en que sea tomada. Existen heridas en tu vida que no cicatrizan? Hay dolores que atormentan e incomodan? Esta afectando tu vida y la vida de tu familia? Jesus te dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” (Mateo 11:29) De la manera en que fuiste perdonado, tienes toda la capacidad de perdonar. Acude a El, revístete con el poder de su grandeza y alcanza grandes triunfos. En El y con El lo puedes lograr porque “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4:13)